miércoles, 9 de mayo de 2007

RAY PETTIBON, SUSURRO DE CONCIENCIA

PRESENTACIÓN DEL CATÁLOGO DE LA EXPOSICIÓN, CAC MÁLAGA, 2006

A lo largo de las últimas dos décadas ha surgido en la costa Oeste de los Estados Unidos un grupo de artistas muy especial. Aunque en sus respectivas obras tienen evidentes diferencias formales sin embargo, defienden y están preocupados por un mismo conjunto de preocupaciones temáticas, conceptuales, artísticas, sociales y políticas. Los temas de referencia están directamente relacionados con los problemas recurrentes de occidente o bien los que se desprenden de la globalización y de las relaciones multiculturales no obviando, en caso alguno, el papel que Estados Unidos juega en este escenario político, económico y cultural.

Raymond Pettibon es en este controvertido escenario artístico sin duda el artista más singular. Su obra, vídeos animados, dibujos y pinturas poseen una gran influencia de la cultura pop que aunque toda esta generación de artistas ha nacido en cierta manera de ella, en sus obra se manifiesta con más evidencia. La influencia de la literatura, el cómic, los dibujos animados, el cine en general y el negro en particular, el recurso de imágenes legendarias y simbólicas que van desde los retratos del Che Guevara y Kennedy hasta el signo del dólar, la bandera americana o Superman. Otras veces son temas especialmente recurrentes en su obra como los animales y especialmente los pájaros, corazones o imágenes del surf y del béisbol. En esta iconografía que por sí misma identifica un estilo de vida, una cultura, el artista escribe sus pensamientos o incluso reproduce partes de guiones cinematográficos o textos literarios para generar una tensión entre el artista y el espectador. Una comunicación en la que Pettibon, de forma rotunda pero irónica e incluso surrealista, pone de manifiesto continuamente situaciones críticas del mundo actual y especialmente de los Estados Unidos. No escapando de ningún asunto conflictivo o políticamente incorrecto, en su obra se reflexiona sobre el poder y los poderes fácticos, la religión, el sexo, la política, la ecología, la naturaleza y la contaminación, la violencia y la guerra, las relaciones humanas, el mercado del arte, la creación artística, la música o incluso sobre intenciones y opiniones de carácter filosófico y metafísico.

Pettibon es por tanto un artista complejo, de imposible clasificación que no deja indiferente y que invita a la reflexión permanentemente. Entre una torpeza originada por la inmediatez y la convulsión permanente, con el caos de su hábitat y de su estudio y la facilidad y destreza llevadas a un límite propio de un manierista, su obra se nos presenta como una mirada exótica y comprometida sobre el entorno cotidiano y sociológico de occidente. Representa la mirada irónica y maquiavélica de quien arriesga a sabiendas de que su rol es el del niño malo que ya se hizo mayor. O mejor dicho, su mirada sería la de un viejo cascarrabias que nunca dejó de ser niño. Hay en esa mirada, en esa vocación una aventura un tanto utópica semejante a la de quien pregona en el desierto… un pregón que invita a la reflexión y que indudablemente remueve conciencias.

Fernando Francés