miércoles, 9 de mayo de 2007

LARA ALMARCEGUI: LA CIUDAD, DISCULPA PARA PENSAR

PRESENTACIÓN DEL CATÁLOGO DE LA EXPOSICIÓN EN EL CAC MÁLAGA, 2007

Las intervenciones de Lara Almarcegui están concebidas para establecer un dialogo sobre los distintos aspectos que inciden en el tejido urbano y exploran las relaciones entre los espacios, las arquitecturas, y las políticas urbanísticas y sociales de la ciudad, entendiendo cada una de éstas como un experimento diferente. Como un laboratorio de incursiones para el desarrollo de nuevas ideas. Cada ciudad tiene sus propias características y singularidades y las acciones de Almarcegui tratan que descubrir y exponer nuevas claves en los discursos sobre el concepto de ciudad y sobre la relación ciudadana. Los procesos de transformación, los aspectos “olvidados” en los desarrollos urbanos o los espacios vacíos constituyen las idiosincrasia de cada espacio que la artista remueve, investiga, grava, fotografía o cartografía para invitar y sugerir una reflexión sobre las transformaciones que sufren las ciudades, sobre los negocios de la construcción e incluso sobre aspectos tan concretos como la especulación.

Además de múltiples intervenciones en países como Holanda, Francia, Italia y España sobre arte público teniendo la ciudad como tema central de sus preocupaciones, ella a llegado a invitar a responsables políticos y autoridades a reconquistar lugares abandonados, de esta manera esos espacios permanecen en tal estado durante largos períodos de tiempo y sirven como memoria de una evolución, de un proceso. De esta manera muestra su interés en los procesos de demolición o incluso estudiando la historia y las antiguas costumbres de ciertos barrios para apropiárselos y disfrutar de ellos. Las canteras de Almarcegui proponen una lectura crítica de los modelos de desarrollo urbano y manifiestas una clara postura opuesta al modelo de vida que antepone la productividad y la circulación a la habitabilidad y la convivencia

Lara Almarcegui cuestiona, desde un contexto concreto, la situación actual del mundo urbanístico y de la construcción, mediando entre arte y realidad. Se podría decir que es una agitadora solamente de conciencias con capacidad de pensar y reflexionar. Pero no su obra nos sólo está pensada para ellos sino para el gran público y para aquellos que tienen la posibilidad de cambiar las cosas. De idear una concepto de ciudad más equilibrado donde la relación entre el hombre y su medio sea realmente coherente y natural. Quizá solo plantea dudas razonables para plantearnos las relaciones de equilibrio y sostenibilidad. O sea provoca la interrogación sobre ideas que debieran ser de sentido común.

De profundo carácter procesual, la artista incide en las relaciones existentes entre las personas que ocupan o visitan un lugar y ese entorno en el que se enmarca su acción, así como la utilidad pasada, presente y futura del espacio intervenido, donde el sentido de la propiedad pasa por diferentes fases y aplicaciones, y la recuperación de espacios juega un papel fundamental.

La artista dota a ciertas zonas urbanas de un contenido inusual para redescubrir su utilidad y poner en valor la historia del lugar. Las toneladas de material (de derribo o de construcción) que se exponen transmiten esa preocupación por el entorno que Almarcegui posee y que supone una constante en sus trabajos plásticos, dejando ver, por otra parte, esa caducidad de las obras del ser humano en distintos puntos de la geografía europea. De hecho la cantidad de material de construcción es equivalente al necesario para construir la propia sala de exposiciones donde desarrolla el proyecto.

Estas prácticas de arte cuestionan el contexto social, urbano, e incluso de identidad del propio individuo de una forma activa. Asimismo, se produce una reivindicación de la memoria y del pasado, de aquello que fue o existió en un determinado momento de la historia y cuyas consecuencias son evidentes y demostrables hoy día. Por último conviene remarcar que con el trabajo de medir, cuantificar y pesar, la artista pretende transmitir ese valor conceptual y didáctico de su obra y llevar al visitante al terreno de la reflexión.

Fernando Francés