miércoles, 9 de mayo de 2007

SÓLO 5 CÁNTABROS ENTRE LOS 500 ESPAÑOLES MÁS INFLUYENTES

ARTÍCULO PUBLICADO SOBRE F.F. EN EL DIARIO MONTAÑÉS

El Director del CAC Málaga, Fernando Francés (Torrelavega, 1961) ha sido votado un notable grupo de expertos como uno de los 500 españoles más influyentes del año 2007 según el ranking de El Mundo publicado el pasado fin de semana. Figura en la lista top 25 del arte junto a artistas como Antoni Tapies, Miquel Barceló, Eduardo Arroyo o Antonio López y críticos de arte, comisarios y directores de museos como Francisco Calvo Serraller, Ana Martínez de Aguilar, Directora del Museo Reina Sofía, Miguel Zugaza, Director del Museo del Prado, o Guillermo Solana, Director del Museo Thyssen-Bornemisza.

Según El Mundo en su presentación de Fernando Francés “el centro de arte contemporáneo que dirige vive horas dulces: inicia obras de ampliación que firma Rafael Moneo, tiene 24 muestras programadas y es el primer museo español con sistema de calidad ISO 9002”. Este reconocimiento se une a los premios recientemente recibidos por el también editor de la revista “Arte y Parte” como el Premio SUR de la Cultura 2005 y Premio Mediterráneo M-Capital 2006. El CAC Málaga, Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, además su exposición de Anish Kapoor, ha sido considerada por The Art Newspaper como una de la 10 más importantes del mundo en arte contemporáneo siendo además la única seleccionada de España en 2006. Esta misma exposición ha sido considerada como una de las tres más importantes del año en España por los críticos de El Cultural. Junto a ésta, en 2006 ha realizado exposiciones de artistas internacionales como Runa Islam, Jason Roades, Santiago Sierra o Raymond Pettibon recientemente clausurada en Málaga y que presentará en el Museo Kestner Gesellschaft de Hannover en febrero. Actualmente presenta la única exposición realizada en un Museo español de Julian Opie y en la actualidad prepara las de Rachel Whiteread, Juan Uslé y Katharina Fritzch.

En este ranking sólo figuran otros cuatro cántabros: Emilio Botín (Santander, 1934), Presidente del Banco Santander y Ana Patricia Botín (Santander, 1960), Presidenta de Banesto que figuran ambos entre los 25 top de NEGOCIOS Y FINANZAS y entre los 25 top de ESTABLISHMENT, el catedrático Eduardo García de Enterría (Vega de Liébana, 1923) entre los top del Derecho y el Ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba (Solares, 1951) que figura entre los top 50 de la política.

OASIS

EDITADO EN EL CATÁLOGO DE LA EXPOSICIÓN, CAC MÁLAGA, 2007

La idea del oasis siempre me llevó a los límites de la memoria, a la infancia y al recuerdo de mil aventuras vividas con gran excitación en lecturas de valerosos y principescos héroes, hábiles dominadores en el arte de la espada y la batalla. También supuso durante lago tiempo el viaje onírico a las tardes de cine, siempre los sábados a las cuatro y media, donde los mismos héroes despertaban el movimiento y el sonido, especialmente el de las llamadas a la carga. Pero con el paso del tiempo el oasis se ha ido trasformando en un escenario de relax, en un espacio de refugio que invita a la meditación y a la reflexión. Es allí donde pueden coincidir sin molestarse todos los conceptos, todas las estéticas, todas las ideas. El oasis es un lugar hospitalario donde siempre se puede hace un hueco, donde el cobijo es posible. En este sentido el oasis tiene mucho que ver con el sentimiento de colección. En ésta siempre hay una premisa irrefutable y invita a la continuidad. Esa idea es la de tránsito. La colección nunca esta terminada o, mejor explicado, siempre está en proceso. La colección de arte es semejante a las raíces de una palmera que buscan en todas las direcciones el camino a seguir, explorando nuevas posibilidades, nuevos yacimientos donde encontrar el tesoro.

La colección Unicaja es tanto desde un sentido literario o cinematográfico como desde el punto de vista de un escenario de reflexión y filosófico, un oasis reconocible por sus virtudes y por su herencia. En ella se dan cita un importante número de obras de artistas con una manera de entender el arte, la vida y el mundo verdaderamente diferente. Todas las opciones más recurrentes del momento actual se citan en esta travesía común aportando cada una la singularidad de su mirada y de su pensamiento.

En la colección está verdaderamente bien representada la pintura y especialmente la abstracción. Esa mirada lírica y expresionista donde diversas caligrafías como huellas digitales revelan los sentimientos, el pulso y el sentimiento de los artistas que las han hecho posibles. Nombres como Darío Álvarez-Basso, Enrique Campeyo, Ricardo Cavada, Isabel Cuadrado, Paloma Gámez o Xesús Vázquez reconstruyen y reinventan la abstracción desde parámetros distintos y, sin embargo, complementarios.

Capítulo especial en los límites de la abstracción merece, por su notable presencia en la colección, el arte que posee un carácter geométrico, constructivo y minimal. Carmen Anzano, Gerardo García, Amparo Garrido, Primitivo González, Arancha Goyeneche, Pedro Osákar y Manuel Saro analizan y exploran dichos territorios con vehículos tan diferentes como la pintura, la escultura, la instalación o la fotografía.

En el polo opuesto a una mirada tan fría se sitúan los artistas que dotan a su obra de fuertes dosis poéticas y simbólicas. Beatriz Barral, Jaime Gorospe o MP & MP Rosado además reflexionan en sus obras con una importante intención estética e irónica. No muy lejos de esta posición se situarían otros artistas como José María Báez, Angustias García e Isaías Griñolo, o el propio Xesús Vázquez, cuya obra manifiesta una intencionalidad lingüística. Una mirada narrativa en la cual, historia y literatura contribuyen a descubrir territorios cargados de un importante bagaje intelectual

La figura, el retrato, la idea de lo humano en sus múltiples ramificaciones y posibilidades, son algunos de los temas recurrentes en el arte de hoy, sumamente preocupado por el mundo que la sociedad contemporánea está construyendo. Así los aspectos sociales, políticos o incluso los humanitarios, culturales y económicos se dan cita en la obra de arte actual con una presencia muy extendida y una dimensión global. En este contexto se situarían las obras de Amador con una intención expresionista, Alberto García Alix desde el realismo y Wolf Hamn, Carlos Miranda, Miki Leal y Chema Lumbreras con una clara influencia pop. Una de esas derivaciones de lo social es el feminismo y lo femenino. La mujer, su rol, su sexualidad, su presencia, su herencia histórica u otros aspectos colaterales como la cosmética o la moda han pasado a ser un tema de primer índole. Además la mujer en el papel de artista está ocupando algunos de las posiciones más importantes del arte mundial. Pilar Albarracín, Elssie del Carmen, Tamara Arroyo de la Morena, Rosalía Banet, Nuria Fuster, Pablo Genovés y Begoña Montalbán analizan estos temas y completan una visión verdaderamente relevante del arte social y político.

Uno de esas preocupaciones sociales y políticas muy habitual en el arte actual es aquella que tiene que ver con la idea de nido. La casa, la ciudad, la maqueta, la arquitectura, los materiales de construcción y los tecnológicos, el urbanismo y el medio ambiente, los residuos y la ecología así como las relaciones sociales que se establecen en estos escenarios pero también del espacio vacío o en trasformación, abandonado o en construcción de las ciudades son tratados por artistas como Raúl Belinchón, Alejandro Cánovas, Dora García, David Latorre, Juan Carlos Martínez, Diego Opezo, José Luís Pastor, Carlos Tejo o Fernando Wilson que trabajan los aspectos puramente representativos y por otros como Joaquín Ivars o Jesús Marín que ponen más la atención en los aspectos políticos. Todos ellos tienen una concepción de compromiso con el entorno y sus realidades , que refleja sin duda un compromiso vivencial con el arte.

Fernando Francés

RAY PETTIBON, SUSURRO DE CONCIENCIA

PRESENTACIÓN DEL CATÁLOGO DE LA EXPOSICIÓN, CAC MÁLAGA, 2006

A lo largo de las últimas dos décadas ha surgido en la costa Oeste de los Estados Unidos un grupo de artistas muy especial. Aunque en sus respectivas obras tienen evidentes diferencias formales sin embargo, defienden y están preocupados por un mismo conjunto de preocupaciones temáticas, conceptuales, artísticas, sociales y políticas. Los temas de referencia están directamente relacionados con los problemas recurrentes de occidente o bien los que se desprenden de la globalización y de las relaciones multiculturales no obviando, en caso alguno, el papel que Estados Unidos juega en este escenario político, económico y cultural.

Raymond Pettibon es en este controvertido escenario artístico sin duda el artista más singular. Su obra, vídeos animados, dibujos y pinturas poseen una gran influencia de la cultura pop que aunque toda esta generación de artistas ha nacido en cierta manera de ella, en sus obra se manifiesta con más evidencia. La influencia de la literatura, el cómic, los dibujos animados, el cine en general y el negro en particular, el recurso de imágenes legendarias y simbólicas que van desde los retratos del Che Guevara y Kennedy hasta el signo del dólar, la bandera americana o Superman. Otras veces son temas especialmente recurrentes en su obra como los animales y especialmente los pájaros, corazones o imágenes del surf y del béisbol. En esta iconografía que por sí misma identifica un estilo de vida, una cultura, el artista escribe sus pensamientos o incluso reproduce partes de guiones cinematográficos o textos literarios para generar una tensión entre el artista y el espectador. Una comunicación en la que Pettibon, de forma rotunda pero irónica e incluso surrealista, pone de manifiesto continuamente situaciones críticas del mundo actual y especialmente de los Estados Unidos. No escapando de ningún asunto conflictivo o políticamente incorrecto, en su obra se reflexiona sobre el poder y los poderes fácticos, la religión, el sexo, la política, la ecología, la naturaleza y la contaminación, la violencia y la guerra, las relaciones humanas, el mercado del arte, la creación artística, la música o incluso sobre intenciones y opiniones de carácter filosófico y metafísico.

Pettibon es por tanto un artista complejo, de imposible clasificación que no deja indiferente y que invita a la reflexión permanentemente. Entre una torpeza originada por la inmediatez y la convulsión permanente, con el caos de su hábitat y de su estudio y la facilidad y destreza llevadas a un límite propio de un manierista, su obra se nos presenta como una mirada exótica y comprometida sobre el entorno cotidiano y sociológico de occidente. Representa la mirada irónica y maquiavélica de quien arriesga a sabiendas de que su rol es el del niño malo que ya se hizo mayor. O mejor dicho, su mirada sería la de un viejo cascarrabias que nunca dejó de ser niño. Hay en esa mirada, en esa vocación una aventura un tanto utópica semejante a la de quien pregona en el desierto… un pregón que invita a la reflexión y que indudablemente remueve conciencias.

Fernando Francés

JULIAN OPIE: SEÑAS DE IDENTIDAD… MÍNIMAS

PRESENTACIÓN DEL TEXTO DE LA CATÁLOGO DE LA EXPOSICIÓN, CAC MÁLAGA, 2006

Esta es la primera exposición individual en un museo o centro de arte español del artista británico Julian Opie. El proyecto reúne una amplia selección de su trabajo. De las múltiples maneras de abordar tal posibilidad, la exposición explora el basto universo de referencias e interpretaciones que el artista realiza sobre la figura humana y el retrato. El objetivo sería por tanto llegar al conocimiento total desde el detalle, al todo por la parte. Esta exposición está concebida como un ejercicio explorador, como una mirada dirigida sólo hacia uno de los muchos temas recurrentes del artista. Frente a los paisajes, a una amplia suerte de objetos, coches, animales o edificios, indudablemente la preocupación por el tema humano, por la gente, por el individuo, es mucho más relevante y amplia en su obra porque quizá es también la que mejor califica y explica el mundo contemporáneo sobre el que Opie centra la focalización de sus preocupaciones temáticas, estéticas y conceptuales.

El ser humano es el tema en el que mejor se pueden descubrir las claves, los signos, los gestos, los subestilos y en resumen las señas y las huellas de identidad que el artista indistintamente utiliza en el tratamiento de los también diferentes géneros como la pintura, la escultura, el dibujo, el proceso asistido por ordenador y otras nuevas tecnologías, la animación, etc. Éstos demuestran el interés de Opie por los nuevos lenguajes, materiales, objetos y herramientas de este tiempo industrial y tecnológico que nos ha tocado vivir.

El ser humano, el individuo es presentado en sus manifestaciones y actitudes más cotidianas. La mirada fría y directa pero también tierna e ingenua de Opie se centra en el hombre y la mujer de hoy, escapando de las anécdotas o los elementos frívolos e insustanciales. Hay un gesto por evidenciar la manera de vestir más actual porque la moda puede ser una manera de identificar al individuo, de clasificarle y por tanto de conocerle. Las actitudes, las actividades que desarrollan sus personajes y la moda delatan igualmente las intenciones, gustos y preocupaciones del artista. En este sentido la obra constituye al artista como éste a la propio obra. Todas las edades, razas o profesiones están representadas en sus retratos. Otra vez al todo por la parte ya que ante un aparente anonimato, el origen y el final de cada obra es un ser identificable, con señas y nombre propios. El individuo no se pierde en el conjunto y mantiene, pese a la simplicidad de las formas, a la esquematización a la que recurre el artista, un evidente porcentaje de señas que le identifican. A ello, el juego del engaño, también contribuye el artista. Los puntos negros e iguales en todos los ojos de los retratados, acentúan esa intención generalista, esa falsa impresión de que para Opie todos los retratos son las misma cosa y sin embargo la relación de los ojos con el resto gestos contribuyen a la identificación individual. Los cómic de Tintín tienen siempre esa misma expresión entre ausente y fría y tierna e ingenua. Una compleja relaciones de sentimientos e impresiones que de alguna manera ocultan las verdaderas intenciones del artista. En esta estrecha relación entre su obra y el cómic, Opie anula cualquier las gama cromática: el color es plano y nuevamente por tanto se parece más a la del ilustradores que a cualquier otra. Evidentemente hay una obvia vocación pop aunque el espectador a veces puede llegar a confundirla con una intención minimal. En esta elección el artista se hace tan cómplice de Jean Michel Basquiat, Keith Haring, Roy Lichtenstein o Michel Majerus como del propio Georges Remi.

Son muchas las claves y los procedimientos del artista utiliza para relacionar la estética con la caracterización de nuestra sociedad. La sexualidad, más concretamente el erotismo tienen una presencia notable en su producción. La mujer se presenta en estos casos ausente de detalles, pura, elemental. Los dibujos y las líneas se hacen más simples para que la mirada se centre en el tema y no tanto en el individuo protagonista de la acción. El juego sugerentemente sexual de una joven en una barra fija o los stripties hablan nuevamente de esa permanente ternura y sensibilidad que inunda toda la obra de Julian Opie.

La exposición igualmente presenta una serie de obras efímeras que ocupan distintos escenarios del vestíbulo del Centro de Arte pretendiendo que la exposición inunde áreas no habituales. En este mismo sentido dos esculturas luminosas instaladas en sendos tejados del edificio extenderán también durante la noche el escenario temporal y espacial de la propia exposición.

Fernando Francés

LARA ALMARCEGUI: LA CIUDAD, DISCULPA PARA PENSAR

PRESENTACIÓN DEL CATÁLOGO DE LA EXPOSICIÓN EN EL CAC MÁLAGA, 2007

Las intervenciones de Lara Almarcegui están concebidas para establecer un dialogo sobre los distintos aspectos que inciden en el tejido urbano y exploran las relaciones entre los espacios, las arquitecturas, y las políticas urbanísticas y sociales de la ciudad, entendiendo cada una de éstas como un experimento diferente. Como un laboratorio de incursiones para el desarrollo de nuevas ideas. Cada ciudad tiene sus propias características y singularidades y las acciones de Almarcegui tratan que descubrir y exponer nuevas claves en los discursos sobre el concepto de ciudad y sobre la relación ciudadana. Los procesos de transformación, los aspectos “olvidados” en los desarrollos urbanos o los espacios vacíos constituyen las idiosincrasia de cada espacio que la artista remueve, investiga, grava, fotografía o cartografía para invitar y sugerir una reflexión sobre las transformaciones que sufren las ciudades, sobre los negocios de la construcción e incluso sobre aspectos tan concretos como la especulación.

Además de múltiples intervenciones en países como Holanda, Francia, Italia y España sobre arte público teniendo la ciudad como tema central de sus preocupaciones, ella a llegado a invitar a responsables políticos y autoridades a reconquistar lugares abandonados, de esta manera esos espacios permanecen en tal estado durante largos períodos de tiempo y sirven como memoria de una evolución, de un proceso. De esta manera muestra su interés en los procesos de demolición o incluso estudiando la historia y las antiguas costumbres de ciertos barrios para apropiárselos y disfrutar de ellos. Las canteras de Almarcegui proponen una lectura crítica de los modelos de desarrollo urbano y manifiestas una clara postura opuesta al modelo de vida que antepone la productividad y la circulación a la habitabilidad y la convivencia

Lara Almarcegui cuestiona, desde un contexto concreto, la situación actual del mundo urbanístico y de la construcción, mediando entre arte y realidad. Se podría decir que es una agitadora solamente de conciencias con capacidad de pensar y reflexionar. Pero no su obra nos sólo está pensada para ellos sino para el gran público y para aquellos que tienen la posibilidad de cambiar las cosas. De idear una concepto de ciudad más equilibrado donde la relación entre el hombre y su medio sea realmente coherente y natural. Quizá solo plantea dudas razonables para plantearnos las relaciones de equilibrio y sostenibilidad. O sea provoca la interrogación sobre ideas que debieran ser de sentido común.

De profundo carácter procesual, la artista incide en las relaciones existentes entre las personas que ocupan o visitan un lugar y ese entorno en el que se enmarca su acción, así como la utilidad pasada, presente y futura del espacio intervenido, donde el sentido de la propiedad pasa por diferentes fases y aplicaciones, y la recuperación de espacios juega un papel fundamental.

La artista dota a ciertas zonas urbanas de un contenido inusual para redescubrir su utilidad y poner en valor la historia del lugar. Las toneladas de material (de derribo o de construcción) que se exponen transmiten esa preocupación por el entorno que Almarcegui posee y que supone una constante en sus trabajos plásticos, dejando ver, por otra parte, esa caducidad de las obras del ser humano en distintos puntos de la geografía europea. De hecho la cantidad de material de construcción es equivalente al necesario para construir la propia sala de exposiciones donde desarrolla el proyecto.

Estas prácticas de arte cuestionan el contexto social, urbano, e incluso de identidad del propio individuo de una forma activa. Asimismo, se produce una reivindicación de la memoria y del pasado, de aquello que fue o existió en un determinado momento de la historia y cuyas consecuencias son evidentes y demostrables hoy día. Por último conviene remarcar que con el trabajo de medir, cuantificar y pesar, la artista pretende transmitir ese valor conceptual y didáctico de su obra y llevar al visitante al terreno de la reflexión.

Fernando Francés

DE LO ESPIRITUAL EN EL AIRE

EDITADO EN EL CATÁLOGO DE LA EXPOSICIÓN. HORNO, PAMPLONA

Siempre que la mirada se detiene instintivamente en una obra de arte establece una relación inmediata y automática con la mente, exactamente con la parte de ésta donde habita la memoria, intentando justificar y confirmar que tal nueva obra mantiene una serie de vínculos con el pasado, con la historia del arte o del pensamiento, que hace plausible su propia presencia, su existencia. En ocasiones, cuanto más nos cautiva, cuanto más nos sorprende, más necesidad tiene el pensamiento de encontrar o recuperar indicios que contribuyan a contextualizarla, para así comprenderla mejor y aprobar su razón de ser. La mente y la mirada, algo así como la piel y la médula o la memoria y las sensaciones, constituye al propio artista pero también al espectador que siempre se ve obligado a contribuir con su interpretación, a encontrar diferentes maneras de concluir la propia obra. Hay en estas relaciones un proceso de retroalimentación permanente a tres bandas que genera nuevas obras, nuevas reflexiones y también posibilita la maduración del proceso creativo, de los aspectos críticos e incluso de la mirada y la capacidad de observación.

La obra de Joan Cortés tiene ese tipo de cualidades necesarias para perturbar el pensamiento mientras se para la mirada. Especialmente su obra obliga a la memoria a buscar claves que la justifiquen porque en las referencias próximas no existen parámetros donde se pueda relacionar su estilo, método, maneras y estética. Quizás sería plausible encontrarlas distanciándonos de la cultura occidental, del pensamiento escolástico o renacentista para buscar claves del pensamiento oriental y así poder extender una obra que es más poesía que arquitectura, más efímera que duradera, más espiritual que material y más esencia que representación.

La obra creada para el Polvorín de Pamplona es una pieza que recuerda las intenciones góticas, de no ser por los arcos de medio punto. Su elegancia, su vocación por acercarse a la luz, por elevar sus medidas terrenales para alcanzar el techo que sería el cielo o, en la cultura cristiana, el Altísimo. Por otra parte, la fragilidad aparente y forzada de las costumbres arquitectónicas del gótico también en esta obra están definitivamente presentes. El cristal, las vidrieras de entonces, son ahora papeles en capas superpuestas para intentar doblegar incluso el aire, no ya el viento, que sería imposible. Quizás fuera el gótico un momento de gran espiritualidad en contraste con la fiereza, la crueldad y las injusticias de un momento histórico, el medieval, más cerca del instinto que de la razón.

Construir en el interior de lo ya construido, edificar dentro de un edificio tan especial y definido como un horno, supone sin embargo una voluntad de cambio radical, de provocación, de contraste y sólo en cierta manera, también de diálogo. El horno es un edificio con una cúpula semiesférica que por consistencia, rudeza y opacidad recordaría más al románico que a ningún otro momento de la historia de la arquitectura. Incluso su tamaño nos haría pensar más en un período prerrománico que en un románico tardío. En ese entorno, Joan Cortés ha diseñado un tipo de escultura-instalación-construcción que ensalza valores benévolos, que nos habla de un ideal optimista y luminoso.

En este sentido, su obra es más oriental que occidental porque no representa un edificio, un crucero gótico, sino que Es un edificio. No representa una idea, Es una idea. La idea de construir un edificio con papel verdaderamente esbelto y por tanto, próximo a lo que entendemos por espiritual implica en sí misma una intención subversiva y trasgresora propia de una poesía absolutamente comprometida con la estética.

Fernando Francés

SIGNOS DEL ARTE VASCO ACTUAL EN LA COLECCIÓN DE ARTE CONTEMPORÁNEO FUNDACIÓN COCA-COLA ESPAÑA

EDITADO EN EL CATÁLOGO DE LA EXPOSICIÓN, BILBO ARTE, 2006

La Colección de Arte Contemporáneo Fundación Coca-Cola no sólo se ha consolidado ya en los últimos años como un referente obligado del arte español actual sino que, además, es una de las pocas que persiste en sus objetivos demostrando una fidelidad absoluta a los principios conceptuales que marcan su trayectoria.

Atención preferente de la Colección merece el arte emergente surgido en la Península Ibérica en la última década junto a nombres de las décadas anteriores que siguen siendo fundamentales para conocer la evolución del arte español actual.

La calidad y amplitud de la Colección permite realizar miradas sobre aspectos concretos del arte actual tanto conceptuales como temáticos o incluso sobre las singularidades regionales. “Signos del arte vasco actual” supone una mirada subjetiva sobre un aspecto muy concreto de la colección, permite hacer un recorrido singular sobre algunos de los temas más recurrentes en el arte vasco que por extensión coincide muchísimo con el del resto de España o incluso con el del extranjero. El arte actual es el más próximo a la vida social, cultural y política de toda la historia del arte y, por consiguiente es también el más comprometido con las causas sociales y con los significantes del mundo contemporáneo. Las sombras de nuestro mundo como la guerra, los nacionalismos fanáticos de toda índole, los fundamentalismos de todo tipo y en especial los religiosos y políticos, el terrorismo, la emigración, el SIDA en especial y la enfermedad y las epidemias en general, la lucha de clases y la violencia de género entre otros son asuntos sobre los que reflexiona el artista actual. Pero además éste plantea de forma recurrente aspectos como la arquitectura, la estética o la propia historia del arte descubriendo en ella revisiones y homenajes así como nuevas definiciones y lecturas.

La exposición plantea que esos problemas y elementos referenciales del artista actual se encuentran permanentemente en la obra de los artistas vascos contemporáneos. Estamos viviendo, sin duda, una apertura absoluta de la creación vasca en comparación con periodos anteriores. Ahora los problemas globales también interesan localmente sólo que se plantean desde la mirada de proximidad y, por tanto, los matices y las reflexiones adquieren dimensiones aparentemente distintas y cualificadamente muy interesantes por su novedad y diferencia. El arte mundial reclama y reivindica como una obsesión permanente la igualdad, la tolerancia y la libertad rompiendo y poniendo en evidencia los tópicos y complejos históricos más arraigados. Ahora los artistas vascos también lo hacen y en ello demuestran su valor e independencia espiritual y creativa y su nivel de compromiso.

“Concepto y sentimiento” es sin embargo una puerta abierta a la tolerancia y a la libertad de expresión pero sobre todo es una apuesta por el arte made in Spain, por el arte de aquí que sin duda está a la altura de las circunstancias más internacionales.

Fernando Francés