martes, 8 de mayo de 2007

JOHAN LORBEER, UN ÍCARO EN EL CAC MÁLAGA

EMITIDO EN CADENA SER

Durante cuatro días, el artista alemán Johan Lorbeer ha realizado en el CAC Málaga, el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, una acción, un performance, una obra de teatro o un espectáculo, no sé bien como definirlo o si realmente ha sido una suma de todos esos significados, en el marco del XXIV Festival de Teatro de Málaga que organiza el Ayuntamiento de Málaga y el Teatro Cervantes. Por cierto, esta es la única actuación del Festival que, al igual que el resto de las exposiciones del centro de arte, ha sido totalmente gratuita, por lo que no hubo disculpa para perdérselo. Algo que ocurre también con el resto de las exposiciones del CAC Málaga que todas son de entrada libre.

Este performance titulado “Tarzán” hace referencia a un sueño arcaico, la existencia humana sin gravedad, y a la clásica iconografía con figuras en las que las piernas quedan en suspensión, y no me refiero a los ahorcados de los Desastres de la Guerra de Goya ni a los niños colgados en Milán de Mauricio Cattelan. El artista se apoyaba literalmente sobre la pared de la sala de exposiciones, a tres metros de altura, desafiando las leyes de la gravedad. Nadie puedía creer lo que veía y él tan campante, sin esfuerzo, sin dolor, charlando con las más de 2.000 personas que han acudido a verlo. Como los magos y prestidigitadores también él tenía un truco aunque invitaba al público a adivinarlo. Ahora quizá se pueda desvelar que la mano sobre la que se apoyaba no era real y que ocultaba una estructura metálica que por dentro de la ropa bajaba hasta los zapatos donde él actor se posaba con total normalidad.

El autor representa un hombre normal, como todos, a excepción de que ha decidido situarse en una posición muy diferente a la habitual. De forma relajada, permanecía anclado lejos del suelo, sin que haya nada bajo sus pies como Ícaro. Éste Ícaro no volaba pero su mirada sobre el resto de los humanos y del mundo también lo hacía a vista de pájaro.

Desde hace quince años, Johan Lorbeer trabaja el campo de las “still-life” (vida inmóvil) o estatuas humanas urbanas. En estas actuaciones, algunas leyes básicas de la naturaleza como la propia gravedad, dejan de existir, de modo que el artista queda aislado del contexto que día a día le rodea, obligando al espectador a revisar sus propios puntos de vista sobre la posición que ocupa en el plano físico y su sentido de la orientación, y sus capacidades psicológicas. Él es un espectáculo para el visitante y éste lo es para el artista. Ambos se convierten en voyeur, mirándose, estudiándose, analizándose y constituyéndose mutuamente, en una relación verdaderamente especial entre el artista, su obra (que es él mismo) y el espectador. Esta ha sido una ocasión única de ver a un hombre, como nosotros, que además es una obra de arte y, el éxito del público nos ha animado a elaborar un nuevo programa de acciones / performances en el CAC Málaga donde empezarán a venir cada año algunos de los más famosos del mundo.
Fernando Francés